Fieles lectoras

sábado, 9 de julio de 2011

Naufragio hacia el amor

Capitulo5.Pesadilla y Sueño


Estaba segura de que me había visto, u oído al menos, mi cerebro ordenaba retroceder y esconderme, pero mi traicionero y emocionado cuerpo ya había tomado su decisión, dejando atrás toda cautela, por lo que seguí avanzando lentamente, nos separaban menos de cinco metros, pero el actuó como si estuviera solo, caminando lentamente con la gracia de un felino , se acercó a un tronco caído sobre el tupido césped y recogió una minúscula toalla, para deslizarla indolente por su cuerpo, ignorando absolutamente mi presencia, se veía enfadado, resoplaba audiblemente Sabía que el hecho de exhibirse de esa manera era un insulto calculado dirigido a mí, nunca debería haber salido de la casa
a vagar sola por la isla me reprendí, pero tampoco fue mi intención molestarlo de ninguna manera, aclaré ruidosamente mi garganta, sin quitar la vista de la forma en que sus manos, grandes, de largos y perfectos dedos, deslizaban la toalla por su pecho, piernas y…exhalé violentamente, el calor incendió mi cara , me sentí enrojecer hasta los cabellos, pero aún así no baje la mirada, si el esperaba avergonzarme o que saliera
huyendo como una virgen asustada, se llevaría una decepción, no pretendía imponerle mi presencia, pero al menos esperaba la oportunidad de explicarle que me iría lo antes posible, sentí crecer en mi la indignación enfriando el bochorno reciente cuando giró bruscamente dándome la espalda, esto era pasarse de la raya, apreté mis puños hasta que
mis uñas se enterraron en la palma de mis manos, siempre fui una cobarde, y normalmente estaría llorando como una tonta, sin embargo aquí estaba, firme y decidida a aclarar los tantos con este maleducado, insensible y …y magnifico ejemplar de hombre, de verdad estoy pensando así? Me desconozco totalmente, bueno pero tampoco había estado ante una situación parecida, así que debe ser por eso, pensé incapaz de quitar la vista de la tonificada espalda, de sus poderosos brazos, su firme trasero, el condenado quitaba el aliento, pero eso no desvió un ápice mi opinión de que era un grosero.
Al fin se cubrió con la toalla colgándosela en precario equilibrio de sus angostas caderas y giró su torso levemente quedando de perfil hacia mí, sin levantar la vista del suelo en ningún momento, como si yo no valiera siquiera ese esfuerzo, ya no soportaba la tensión así que me dispuse a saludar pero me cortó con rudeza aún antes de empezar
–ya viste lo suficiente? O se te ofrece algo más? Quisiera retirarme, anhelo un poco de privacidad en mi propia isla-su voz era el sonido mas seductor y cautivante que haya escuchado jamás, llegaba a mi ser mas profundo, lo escuché embelesada a pesar de la dureza y frialdad de su tono, en medio de mi ensoñación, o estupidez, me di cuenta de lo mucho que me intrigaba el hermano de la linda Alice, pero a quien quiero engañar? Mas que intrigada estaba absolutamente fascinada, deslumbrada, embelesada ante tal magnetismo, y lo peor era que estaba absolutamente segura que el sabia muy bien el efecto que tenía en mí, y es que nunca había visto un hombre desnudo, y verlo a él hizo que mi cuerpo activara algo irreconocible en mi, y que solo llevaría al desastre y la decepción, porque también advertí que por algún maldito motivo que ignoro el me despreciaba.
-no es necesario ser tan rudo y vulgar Edward Cullen! , no te pareces en nada a tu hermana- siseé enfurecida-para tu información no vine aquí a invadir tu preciosa isla y mucho menos tu privacidad, fue una tragedia la que me arrastró hasta aquí- continué cada vez mas sacada al ver que ni se inmutaba, ni siquiera cambió de postura, era odioso, -y ten por seguro que a la menor oportunidad me iré de aquí, será como si no hubiera existido, así que tranquilízate-murmure bajito para que no escuchara, pero me sorprendí al oír una risita divertida, no lo había oído, o si? No, eso sería imposible , me convencí a mi misma.
El solo avanzó en dirección contraria con un encogimiento de hombros restándole importancia a todo cuanto yo había dicho, mi enfado llegó al techo y ya sin filtro le grité –he visto cosas mejores!-Dios mío, dime que no dije eso, mejor dicho que no grité eso, el dejó de reír al instante, frenando su paso por un segundo, para luego continuar a velocidad casi inhumana.
Muda por la sorpresa de haber sido capaz de quedar en ridículo de esa forma, regresé cabizbaja por el sendero hacia la casa, atrás quedaba la emoción que había causado en mí el exótico y colorido paisaje, el susurro del agua y los tibios rayos del sol, me sentí más tonta, y sola que nunca, nunca antes me habían tratado de esa forma tan ruda y jamás me porte de una forma tan infantil, el tenía razón, este lugar les pertenecía y yo era una intrusa, no importa como hubiera llegado hasta aquí, apreté el paso conforme una idea tomaba fuerza en mi mente, en este mismo instante pediría ayuda a Alice para ir al continente, recuerdo que cuando la conocí en la playa, detrás de ella se divisaba un muelle con un bote amarrado allí, también podría llamar a las autoridades por ayuda, estaba segura que los Cullen tendrían un teléfono celular o radio para comunicarse.
Los últimos aces de luz provenientes del sol se fueron atenuando dejando lugar a la creciente oscuridad, el silencio era escalofriante, pensé mientras me enjugaba con el dorso de la mano el sudor de mi frente, la atmósfera era de repente demasiado opresiva, lo que de inmediato trajo consigo una sensación de deja-vu, un escalofrío recorrió mi espina dorsal, no me atreví a mirar hacia el cielo temiendo lo peor, así que corrí, las lágrimas llenaron mis ojos dificultando mi visión, pero no dejé de correr, el miedo a una tormenta no me permitía frenar, caí un par de veces, pero me levanté y seguí sin importarme los arañazos y los cortes que ardían en mis rodillas y muslos.
La oscuridad se cerró completamente sobre mí, por un momento supuse que me había perdido, el panorama era muy distinto bajo el velo de la noche, agitada, me detuve para tomar aire y secar la humedad de mi rostro, al fin,a una corta distancia, puede divisar las luces de la casa, el alivio me inundó al pensar que pronto me iría de aquí, lamentaría mucho separarme de Alice, en tan poco tiempo ella se ganó mi corazón, de la misma manera en que su hermano se llevaría mi aversión.
Lo ocurrido en las ultimas horas me pasó factura, estaba física y mentalmente agotada, cerré la puerta y me recosté en ella deslizándome lentamente hasta quedar sentada en el pulido piso de la sala, busqué a Alice con la mirada, incapaz de llamarla en voz alta, la fatiga me dominó a tal punto que pensé que terminaría dormida allí mismo, mis tripas se retorcieron recordándome que no había comido nada desde hace varias horas, así que me obligué a levantarme para ir a la cocina, tal vez Alice estuviera allí, solo pensar en ella hizo que me tranquilizara, una vocecita en mi cabeza gritaba que si hubiera atendido la advertencia de no acercarme a su hermano esto no hubiera sucedido, pero ya estaba hecho, y ahora debía irme lo antes posible.
Al entrar a la cocina, el aroma de panecillos recién horneados me impidió pensar en otra cosa que no fuera alimentarme, sonreí al ver la mesa puesta con un cartelito que decía Bella, disfrútalo, y así lo hice, todo sabía exquisito, y era reciente, por lo que supuse que Alice estaría en su estudio con sus diseños, la buscaría para pedirle el teléfono o el radio, me iría de inmediato si era posible, la estadía en isla Esme terminó para mí, de ahora en más me enfocaría en mi futuro promisorio, espero que lo sea; en mi padre, anhelaba conocerlo profundamente; en Forks, maldición.
Antes de ir en búsqueda del estudio, que ella no me mostró en el recorrido anterior, tomé el cartelito de la mesa, me lo llevaría de recuerdo, su caligrafía era elegante y pomposa, acaricié el papel con anticipada nostalgia cuando advertí que también estaba escrito en la parte trasera, lo leí apresuradamente hasta que me congelé, no podía ser cierto, esto no está pasando, releí lentamente esperando que las palabras desaparecieran o que la ultima línea diga, es una broma
Querida Bella:
Espero que hayas disfrutado de la cena que hice especialmente para ti.
Nadie en mi familia ha tenido el privilegio de saborear mis platillos, al menos no de los preparados con mis manos, pero tú te lo mereces. Fuí a la habitación a buscarte pero no te encontré, supuse que saliste a explorar, bien hecho, disfruta de la isla, es maravillosa verdad?
Debo ir al continente por un tema de suministros, inicialmente iba a invitarte pero me fue imposible esperarte por más tiempo, volveré mañana a la mañana, tú no te preocupes por nada y descansa, debes estar agotada, solo te dejo una recomendación muy importante: “extráñame”
Dulces sueños
Alice


-se fue-susurré para mi misma-Alice se fue-el pánico se materializó una vez más como por arte de magia, estaba sola, en un lugar desconocido, allí afuera había un ser que me despreciaba sin saber por qué, y una tormenta se cernía sobre la isla, mis rodillas cedieron y aterricé en el piso, el dolor hizo que respingara y reaccionara poniéndome de pie de inmediato, no quería pensar, ya no tenía fuerzas, lo único que necesitaba era cerrar mi mente a la sensación de angustia que oprimía mi pecho, lentamente me dirigí al único lugar de la casa donde me sentía segura, irónicamente, era la habitación de el, pero que mas daba, ahora todo me parecía igual, al abrir la puerta, el embriagador aroma me invadió, respiré profundamente, tratando de llenar mis pulmones de esa esencia que me hacía sentir tranquila, como sedada, apenas reparé en el líquido espeso y tibio que vertían mis rodillas, lo resolvería después, ahora sólo anhelaba derrumbarme y dormir, dormir sin miedo, dormir sin escuchar el ulular del viento que hacía vibrar las ventanas, dormir sin reparar en los estruendos de los truenos, dormir sin despertar hasta que todo hubiese acabado.
Me acerqué al sofá, y me deslicé hasta quedar recostada de lado pero eso solo puso en primer plano el amplio ventanal, y a través de el, la tormenta en pleno apogeo, con el estómago hecho un nudo, giré bruscamente hacia el lado contrario, esa pared estaba mucho mejor, cubierta por estantes repletos de discos compactos, lo que me llevó una vez más a pensar en su dueño, como sería posible que alguien tan afecto a la música fuera tan hosco y brusco?, o solo era así conmigo? Tal vez el sí era sensible y emotivo como los detalles de su habitación parecían gritar, visualicé en mi mente la forma en que lo conocí, y no, ese hombre podía tener los adjetivos que se me ocurrieran , pero no sensible y emotivo, malhumorado y enervante tal vez le peguen mejor, o irritable y grosero, o magnífico y sensual, creo que será mejor que deje de pensar en él, aunque me intrigaba el color de sus ojos, no los había visto, ya que jamás se digno a mirarme de frente, con un bufido giré nuevamente en el sofá hasta quedar mirando el techo, eso estaba mucho mejor.
Estaba exhausta, pero el miedo me dominaba, impidiéndome dormir de inmediato, el dolor y sangrado de mis rodillas tampoco ayudaba, comencé a tamborilear mis dedos sobre el suave cuero del sofá hasta que toqué algo frío y rígido, por su forma reparé en que era un control remoto, lo activé y la habitación se llenó de la música de Debussy, Claro de Luna para ser más específicos, sonreí en la oscuridad al pensar en René, esa era su canción preferida , al igual que mía, sin dejar de pensar en ello me relajé hasta quedar profundamente dormida.
L a cascada relucía sobre el oscuro fondo de roca salpicando en todas direcciones diminutas gotitas formando un pequeño arco iris, estaba rodeada de espesas matas y altos árboles , las flores daban el justo toque de color, al igual que los centenares de mariposas que levitaban en la suave brisa, pero ese oasis era opacado por su belleza, no encontraba palabras para describirlo, blanco hasta lo imposible, musculoso, apenas vislumbraba su rostro pero lo adiviné glorioso, era como si una escultura de Adonis hubiera tomado vida, frío, muy frío, estaba gritándome furioso, me exigía que me fuera de su isla, ni siquiera me permitió hablarle, me echó sin más, humillada y dolida, salí corriendo sin mirar hacia donde, a toda la velocidad que mi habitual torpeza me permitiera, tropecé y me caí varias veces, los arbustos rasparon mis brazos y piernas pero debía seguir corriendo, de repente se hizo oscuro, miré hacia el cielo, no había luna ni estrellas, la noche era un manto cerrado, negro y sofocante, un trueno rompió el silencio de manera amenazante, seguido de otro, y otro, sollocé rogando que no hubiera otra tormenta, no podría soportarla, Stefan y Vladimir volvieron a mi mente, atizando mi pánico, me tapé los oídos con ambas manos, pero eso no me impidió ver en el horizonte las luces de los relámpagos que cortaban la oscuridad- ya basta por favor!- rogué al vacío, ya que nadie me ayudaría, el llanto era incontenible, -no, por favor, no!-exclamé desesperada, muerta de miedo, caí en la arena hecha un ovillo, la lluvia golpeaba mi espalda, pero yo no podía moverme , mi cuerpo estaba paralizado por el miedo, solo podía gritar, y lo hice-Ayúdenme por favor, ayúdenme, Edward ayúdame!!!!-
Un sonido seco me puso alerta, abrí mis ojos bruscamente, el latir apresurado de mi corazón retumbaba en mi pecho agitado, mi respiración acelerada ,el sudor perlaba mi cuerpo, el temor aún sobre mí acechando, miré hacia todos lados, mi vista se clavó en el control remoto que había caído del sofá, seguramente lo tiré mientras dormía, por supuesto, se trataba de una horrible pesadilla , suspiré largamente, todo estaba en silencio, la luz entraba a raudales por el amplio ventanal, bien, eso era un buen augurio, me ducharía y buscaría a Alice para despedirme de ella, si podía ayudarme perfecto, y si no, me iría de todas maneras , aunque fuera a nado.
Planté una sonrisa en mi cara, la que se borró de inmediato mientras miraba mis piernas, y es que los cortes y arañazos que tenía en rodillas y muslos habían casi desaparecido, todos y cada uno de ellos, apenas se veía una pequeñísima cicatriz, prácticamente imperceptible, con sumo cuidado y aún presa del shock deslicé un dedo por el lugar donde me había lastimado, esto no tenía sentido, tenía la certeza que mis heridas no fueron parte de las pesadillas, aún recuerdo el dolor y la repugnante sensación de la sangre en mis piernas, ahora si estaba asustada, la única explicación posible es que estuviera sufriendo los efectos de algún golpe en la cabeza producto del naufragio, seguí frotando mis ahora supuestas heridas cuando ese movimiento trajo otro recuerdo, casi tangible, absolutamente fascinante y sensual, la sangre burbujeó en mis venas, cada célula nerviosa de mi piel se sensibilizó con anticipación, mi respiración adoptó un ritmo cadencioso, acompasado con las caricias de mi mano, a pesar de mis sentidos embotados, me esforcé en rescatar cada segundo de lo vivido anoche, era disparatado y no tenía una explicación lógica y coherente pero no pude haberlo imaginado, ello supondría tener algún tipo de conocimiento o experiencia en el tema, y ese no era el caso precisamente.
Recordaba perfectamente mi pesadilla, pero la dejé de lado, afortunadamente mi mente era buena bloqueando lo que me acusara malestar o dolor-bueno, casi todo-murmuré en voz alta cuando reparé en el pánico que generaban las tormentas en mí; pero ahora lo único que me importaba era lo otro, el sueño podría llamarlo, en razón de lo exquisito que me hizo sentir, el rubor, acompañado del calor correspondiente, barrió mi cuerpo, afirmando mi pensamiento. Perfecto entonces, sería “el sueño”.
En algún momento de la noche, el temporal arreciaba contra la ventana de la habitación, podía oírlo, apenas, a lo lejos, mi atención estaba dirigida hacia el sur de mi cuerpo, muy al sur,a mis pies, mis dedos, mis tobillos, el frío masaje calmaba mis entumecidos músculos, era placentero, podría jurar que los sutiles toques en la planta de los pies eran hechos con el conocimiento exacto y puntual del efecto que causaría en mi, al principio me sobresalté por recelo a las sensaciones hasta ese momento desconocidas para mí, pero rápidamente fue disipado por el toque experto, enviando oleadas de calor y bienestar que ascendieron lentamente por mis piernas, muslos y caderas, reptando hasta alojarse por fin en el centro de mi pulsante intimidad, dejando a su paso un rastro de urgencia y necesidad en mi carne trémula, que exigía liberación
Quería concentrarme, abrir mis ojos y mirar a la persona que causaba este torbellino de sensaciones en mi, me fue imposible, mi voluntad quedo relegada junto a la razón en algún lugar lejano, el deleite de los sentidos me dominaba por completo, y lo quería así, el olfato inundado de la exótica fragancia de la habitación, solo que mucho mas concentrada, la plácida música de Debussy arrullando mis oídos, la piel de mis rodillas y muslos sensibilizada al máximo por la gélida y húmeda caricia que aliviaba el escozor de las heridas reemplazándolo por un sensual hormigueo que se dispersó hacia todos mis centros nerviosos multiplicando el placer, imposible de contener, un gemido escapo de mis labios, provocando que abriera los ojos de inmediato.
Revivir la pasada noche no hizo sino aumentar mi confusión, una vez mas, rocé la piel de mis piernas pero no hallé rastro alguno, solo una fina película de transpiración, sacudí la cabeza para no pensar más y me dirigí al baño, para después buscar a Alice. Ya tendría tiempo para pensar, ahora lo único que deseaba era salir de la isla.






Muchas gracias por leer mi fic.

Gris

3 comentarios:

  1. Gris te quedo magnifico!
    Ya quiero otro please.
    Sera que el frio y despota Edward curo las heridas de Bella?
    ahg,ya quiero leer mas.

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  2. ¡Qué maravilla, cada párrafo me deja en la sima del mundo; dios logras que mi mente vuele y recorra lugares in inimaginados!!! me encantan los detalles, las sensaciones cada emoción plasmada!! awww!! Edward ansió tener a alguien asi a mi lado!!! lo amé quiero mas!!!!

    cariños y gracias a vos por compartir esta magnifica historia!! ♥♥♥

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  3. dios como me encanta cada vez mas esta historia es fantastica....Sigue asi....Besos...

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