Fieles lectoras

sábado, 16 de julio de 2011

Naufragio hacial el amor

Capítulo 6. Visita en la noche.


Ed pov


Los últimos rayos del sol se filtraban entre los árboles, uniéndose a las diminutas gotas de agua para formar un arco iris perfecto, me sentí afortunado de poder apreciar tal belleza natural, la cascada era lo que mas me gustaba de Isla Esme, eso y por supuesto, la tranquilidad, la paz que lograba aquí, no la había conseguido en otro lugar del mundo, aunque es este preciso momento no podría decir que me sintiera pacífico, la presencia de la chica, de Bella, arruinó mi sosiego, puso de cabeza mi vida, y eso sin siquiera haber hablado con ella aún, y no lo haría, por supuesto que no, jamás hable con un humano que luego fuera a matar.
Nadé unos minutos en el tranquilo estanque, lo que relajó mis tensos músculos pero no mi cabeza, me desplace por la superficie hasta quedar bajo la cortina de agua, cerré los ojos, debía concentrarme en disfrutar mi lugar preferido y dejar de pensar en ella, ahh, sí , sí, lo estaba logrando hasta que el sonido de unas pisadas amortiguadas por el la alfombra de césped llego hasta mí, me envaré, solo un segundo después llegó su olor apetecible e intoxicante con la fuerza de un huracán.
Allí estaba, entre los helechos, cautivada, siguiendo con la mirada el vuelo de las mariposas que pululaban a su alrededor, posándola luego en la cascada donde me encontraba, no me había visto oculto como estaba entre la densa cortina de agua, se posisionó exactamente enfrente de mí, yo podía observarla detenidamente si que ella se diera cuenta, mi garganta quemaba, mi boca llena de veneno anticipando el festín , pero no, no lo haría esta vez, mi autocontrol mantendría a raya al instinto, porque tan seguro como estaba de que su sangre sería el elixir mas exquisito que jamás podría beber, también percibía que no debía apresurarme, que ella me daría algo más, ojalá supiera qué, la expectativa me estaba carcomiendo las entrañas, había perdido mi preciada paz casi al instante de olerla y verla tirada en la playa, pero como podría siquiera tratar de desentrañar la maraña de extrañas sensaciones que ella despertó en mí? Si ni siquiera podía dejar de mirarla, y es que ella era un deleite para la vista, el brillo de sus ojos competía con los rayos del sol , relucían de curiosidad y fascinación, la boca curvada en una sonrisa que destacaba sus labios rosados, las mejillas arreboladas sobre el níveo de la piel traslúcida de su bello rostro, su largo cabello castaño oscuro caía como seda sobre sus hombros, tentando a mis dedos traicioneros que morían por deslizarse entre sus suaves hebras, ella conmovía, era inocente, igual a un ángel , un ángel de Boticelli;
Pero su cuerpo no despertaba nada de inocente en mí, parecía creado para la sensualidad, miré fascinado sus pies descalzos, eran pequeños, delicados, ascendí por sus tobillos y torneadas pantorrillas, afortunadamente para mi lascivo escrutinio ella lucía unos shorts diminutos, cortesía del duende seguramente, que dejaba descubiertos sus muslos gloriosos, para ser tan pequeña sus piernas eran larguísimas, me fue imposible dejar de notar la sinuosa curva de la cadera, una parte de mi mente me gritaba que detenga ahora mismo esta especulación, pero no lo hice, mi morbo mandaba, su cintura era tan estrecha, apostaría a que podía rodearla completamente con mis manos, miré mis dedos que se unieron con voluntad propia formando un círculo, sí , ella cabría perfectamente allí, suspiré, que suave se veía su piel, me pregunto si se sentiría así al tacto, seguro sería cálida, tersa, me deslicé las manos por el cabello en un intento de aliviar la inquietud que provocaban en mis dedos las ansias de satisfacer mi curiosidad, me forcé a dejar de lado su piel, pero eso solo sirvió para que mi ya fuera de control curiosidad se desplace un poco mas arriba, hacia sus pequeños senos, tragué en seco, esto era ridículo, yo era ridículo, definitivamente debería detener esto ahora mismo, por en momento deseé que ella fuera una vampiresa, pero eso me recordó que ella sólo era una humana, no merecía uno solo de mis pensamientos, estaba destinada a someterse a mis instintos, pero allí radicaba justamente el problema, tuve que reconocer, ella no despertaba en mí solo el instinto de cazar y alimentarme, ella despertaba algo más, algo poderoso y peligroso, algo que ella no tenía forma de satisfacer en mí, lo que sólo aumento mi furia hacia ella, no importaba si era justo o no, ella pagaría por eso, ella quebrantó mi paz, mi mente y mi cuerpo.
Quise dejar de mirarla, pero en algún momento la curiosidad dio paso a la fascinación, y eso era intolerable, me preguntaba cuantas veces más tendría que repetírmelo para entenderlo, decidí salir del agua y actuar según su reacción, tal vez la matara de inmediato, o tal vez me divirtiera un rato con su pánico, sonreí con anticipación ante la idea, lentamente avancé hacia la orilla, el movimiento formó ondas suaves en el agua que alertaron a mi presa, se quedó inmóvil un momento, para luego ocultarse detrás de un arbusto que apenas la cubría, me decepcionó, ese era su mejor intentote resguardo ante el peligro?
Me arruinaría la diversión de ser así. Sentí su acelerado corazón aún antes de salir a la superficie, era un sonido estimulante, mi sed la mantuve controlada pero latente, expectante. Bella contuvo la respiración mientras me veía avanzar sacudiendo mi cabello, sentía su mirada sobre mí , al contacto con los últimos y débiles rayos de luz, mi cuerpo desnudo brillaba suavemente, pero eso no le preocupó al parecer, ni siquiera se movió, me enojó que no saliera corriendo indignada ante mi mudo insulto, pero su pulso disparado y una inhalación profunda fueron los únicos signos de su enfado.
Bien, si ella lo quería así, pues así sería, ignorando su presencia y sin mirarla ni una sola vez, me acerque a tomar la toalla que dejé sobre un tronco y comencé a secarme tranquilamente sin ningún pudor, pude sentir el calor de su sonrojo pegándome de lleno, si mi intención era divertirme debía reconocer que no había funcionado, resoplé furioso al reparar en que mi traicionero cuerpo reaccionó de forma más que evidente ante la cercanía de su cuerpo y el aroma de su piel, me pondría en evidencia si no hacía algo ahora mismo, y para colmo la oí acercarse, giré bruscamente dándole la espalda, ahora el avergonzado sería yo, maldición, me concentré con todas mis fuerzas hasta lograr atenuar un poco la contundencia de mi excitación, cubriéndome de inmediato con la toalla.
Esto debía terminar ya, antes de seguir haciendo el ridículo-ya viste lo suficiente?o se te ofrece algo más? quisiera retirarme, anhelo un poco de privacidad en mi propia isla-le siseé cortante, volcando en ella la furia que debería estar dirigida a mí.
Para mi sorpresa no tardó en responder-no es necesario ser tan rudo y vulgar Edward Cullen!, no te pareces en nada a tu hermana-lanzó enfurecida-para tu información no vine aquí a invadir tu preciosa isla y mucho menos tu privacidad, fue una tragedia la que me arrastró hasta aquí-ella tenía genio, sonreí involuntariamente, parecía un gatito sacando sus garritas, si hubiera sido humano me causaría ternura , interrumpió mis cavilaciones aún con mayor vehemencia
-y ten por seguro que a la menor oportunidad me iré de aquí, será como si no hubiera existido, así que tranquilízate imbécil-finalizó la última palabra con voz bajísima, imposible de escuchar para un humano,me dijo imbécil, vaya, divertido se me escapó una risita, si ella supiera que yo podía escuchar hasta el correr veloz de su flujo sanguíneo no se mostraría tan directa.
Aún riendo me encogí de hombros y me retiré en dirección contraria de donde ella se encontraba, ya no forzaría la situación, ella enojada era digna de admirar, pero yo tenía mucho en que pensar, la reacción de mi cuerpo me descolocó, debía lidiar con ello en tanto decidía que hacer con ella, me estoy oyendo bien?? Desde cuando yo tenía dudas acerca del destino de esa niña? Desde que no pude matarla supongo.
Hasta mí llegaba el calor que la furia provocaba en su cuerpo, acompañado del musical sonido de su corazón bombeando acelerado y su respiración agitada que solo provocó que la sed se agudizara, pero sin mucho esfuerzo la replegué.
-he visto cosas mejores-gritó fuera de sí , deje de reír al instante, estupefacto, me detuve incapaz de continuar caminado, ella dijo qué?? Que ha visto cosas mejores me repetí , lo peor era que no sabía que hacer o decir, como es que un vampiro de 109 años no sabía que responder ante un comentario así? Es que mi vergüenza llegaría a un tope o sería infinita? No podía ser cierto, ella se veía tan inocente, y que me importaba a mi que fuera cierto? Ok, sí, sí me importaba! pero no por lo ella hubiera visto, eso me tenía sin cuidado, me importaba por mi orgullo viril , sabía que no era verdad, estaba más que satisfecho con mis atributos-demonios- siseé para mí, como llegué a esto? “querías divertirte,” me recordé una vez mas.
Concentrado al máximo para no perder el control, continué a paso casi inhumano hasta llegar a la cabaña. Ni bien abrí la puerta el efluvio de Alice llegó hasta mí, y ahora qué, no estaba de humor para sus rollos, mi nivel de frustración estaba al limite, pero al parecer no se encontraba en la casita, me ocuparía luego de saber que quería el duende, es más, me alegraba no haberla encontrado ahora mismo, si tuvo una visión de lo ocurrido hace unos minutos, estaría partiéndose de la risa.
Mientras me duchaba inevitablemente recordé la forma en que la presencia de Bella me afectaba, y es que nunca me crucé con un ser así, era mi cantante, rara vez uno de los míos se topaba con ese regalo, era sorprendente la forma en que yo no sucumbí al clamor de mi sed, mi curiosidad me distraía de ello, me intrigaba no poder leer sus pensamientos, y no me agradaba nada la idea que mi don no era infalible y que decir de la forma en que reacciono físicamente ante ella, necesité toda mi concentración para disminuir mi erección, y ahora el agua helada estaba terminando el trabajo que mi severo autocontrol no pudo. Mientras me vestía pensé y pensé sin llegar a conclusión alguna, por primera vez en mi existencia, no sabía que hacer, pero claro, Alice se encargó de ello una vez más, al tomar la última prenda, un papel doblado cuidadosamente cayó de ella, era del duende, por supuesto, con temor lo desdoblé para confirmar mis sospechas
-estás loca Alice, no lo haré!!-grité al vacío, la única respuesta que se escuchó fue el lejano retumbar de los truenos en la distancia, me pasé las manos hacia atrás por el cabello varias veces, es que estaba completamente loca, ella mantuvo su pensamiento escondido de mi don, de lo contrario jamás lo hubiese permitido, bufando, repasé mentalmente la breve nota:
Querido hermanito:
Voy al continente a cazar, ya sabes, sería una descortesía de mi parte si atacara a mi BFF , volveré en la mañana.
Te encargo que cuides a Bella, una leve tormenta se acerca, pero no creo que le traiga buenos recuerdos. Oh, por cierto, no intentes llamar para insultarme, nuestros celulares sufrieron un lamentable accidente.
P/D: Pórtate bien, y extráñame.
Alice

Me quedaría aquí, de ninguna manera accedería al pedido de Alice, nada podría pasarle,
ella estaría segura en la casa hasta que mi hermana volviera, la ansiedad se apoderó de mí voluntad cuando advertí el latigazo de luz de los relámpagos, precediendo los correspondientes truenos, haciendo vibrar los vidrios de la cabaña, ya estaba corriendo hacia la casa grande aún antes de haber decidido acudir, a mi paso percibí tenuemente el olor de su sangre, ella estaba herida, apreté el paso, tal vez fué huyendo de mi deleznable comportamiento de hace rato, me reprendí mentalmente, sabía que ella no merecía mi maltrato, pero tenía miedo, miedo de lo despertaba en mí, ella se enterró en mi ser de una manera que no era buena para ninguno de los dos.
Entré silenciosamente a la casa, la maravillosa esencia de su sangre indicándome que estaba en mi habitación, eso me provocó un estremecimiento , similar al que sentí cuando la contemple usando mi camisa, solo el recordarlo me provocó el deseo de acercarla a mi rostro y aspirar su aroma extraordinario que seguramente impregnaba la prenda.
Me instalé en el cuarto de Alice , era el más cercano al mío, aunque sabía que la tormenta era leve por los dichos de mi hermana no correría riesgos, si ella me pidió cuidarla, de seguro era porque vió algo, lo que no disminuía mi indignación hacia ella, como se atrevió a dejarla sola, indefensa, como se arriesgó de esa manera, y qué habrá encontrado en su visión? tendría que ver conmigo?, estaba inseguro tanto de mis pensamientos como de mis acciones, dejó a Bella completamente a mi merced, por lo que tal vez yo no le haría daño,o sí?y por qué tendría que estar preguntándome esto? mis pensamientos eran incoherentes, por un lado me disponía a cuidarla pero por otro lado, yo era un potencial peligro para ella, me concentré en los sonidos que provenían de mi habitación , por sobre los de la tormenta que se había desatado afuera, solo escuchaba el agitado ritmo de su respiración superficial compitiendo con el apresurado latir de su corazón, también llego a mis oídos el crujir del sillón al removerse en él, ella estaba nerviosa, en qué estaría pensando? Como podía ayudarla? -Quedándome fuera de su vista-me respondí sin dudas, valoré cuál sería su reacción si me presentara delante de ella, cerré los puños de pura impotencia, mi desafortunado comportamiento por la tarde no era lo único que la espantaría, también estaba el color de mis ojos, y ni hablar de la sed insaciable que su olor provocaba en mi.
Pobre niña, después de sufrir un naufragio , yo era su protector,que ironía… como si a un gato le dieran a cuidar la leche, eso sí que era mala suerte.
Ella suspiraba, su agitación no se aplacó con el paso de los minutos, seguramente estaría asustada y agotada, cuando pensé que al fin dormía escuche un tamborileo sobre el sofá, serían sus dedos inquietos seguramente, siguió haciéndolo por un momento hasta que la suave melodía de Claro de Luna llenó la estancia, eso la relajó ya que sentí acompasarse su respiración hasta que estuve seguro que se había dormido.
A pesar de saber que era una imprudencia, entré a mi habitación, sea lo que fuere que me impulsó a hacerlo, era mucho más fuerte que la cautela y que mi voluntad, el olor a sangre era concentrado, la ponzoña llenó mi boca, pero mi sed fue reemplazada por otro sentimiento, por una… emoción, al menos creo que era eso, y es que ella yacía recostada en el sofá , se veía tan frágil, delicada, me fue imposible no reparar en la belleza de sus rasgos inocentes, más que nunca deseé poder leer su mente, saber que era lo que la alteraba de esa manera, se movía intranquila frunciendo el ceño y gimiendo suavemente, su sueño se agitó, especule que se trataría de una pesadilla , estaba indeciso, no podía despertarla y dejar que me viera, impotente, seguí observándola con detenimiento, tal vez no tendría otra oportunidad así, sabía que estaba violando su intimidad, pero ella también robo mi cordura.
Sus sedosos muslos lucían arañazos y sus rodillas estaban cubiertas por la sangre vertida por unas cortadas, pude ver arena y restos de hierba en sus heridas, apreté los labios, ella no las había limpiado y curado, estaba pensando en lo debía hacer cuando su grito irrumpió


-no, por favor no!-exclamó desesperada sin despertarse, hecha un ovillo, el miedo que despedía su voz me descolocó , inmediatamente su rostro se llenó de lágrimas
-no, por favor no! Rogó, su desesperación tuvo eco de inmediato en mi pecho vacío pero aún así no reaccioné, continué estupefacto, se tapó los oídos con la manos llorando desconsolada
-ayúdenme por favor, ayúdenme, Edward ayúdame!- su súplica me caló profundo, pero nada podía hacer, me sentí un inútil, jamás tuve que ayudar a nadie, mi vida se centraba en satisfacer mis necesidades, y llenar mis años con actividades que ahora me parecían una pérdida de tiempo si no servían para dar consuelo al ángel que yacía a mis pies.
Me puse de rodillas junto al sofá, afortunadamente su respiración se fue tranquilizando, lentamente se relajó, estiró sus piernas, un gesto de dolor alteró la paz de su rostro pero sólo por un momento, aspiró profundamente y al fin su acompasada respiración me indico que había quedado profundamente dormida.
Sus heridas no se veían nada bien, sus constantes cambios de postura habían hecho que volvieran a sangrar, el olor a sangre era intoxicante, miré fijamente un hilo del tibio fluído que desfiló por su muslo hasta perderse en la parte de atrás, era un espectáculo absolutamente sensual, carne y sangre tan apetecibles, mi cuerpo entero se cimbró hasta la médula en anticipación, tragué la ponzoña que llenó mi boca, la idea que ocupó mi mente era perversa, peligrosa, irresponsable, pero desde que ella arribó a mi vida yo era un títere del destino, sin nada que pudiera hacer para cambiar ese hecho. Me juré tratarla con sumo cuidado, lastimarla no era una opción, ya lidiaría después con las razones que motivaron esa advertencia a mí mismo. Con cada centímetro de mi cuerpo pulsando acerqué mis manos a sus pequeñísimos pies, dudé un par de segundos a la espera del arrepentimiento…que no llegó.
Suavemente deslicé mis manos por la piel de sus pies, mi pulgar sobre la calidez del empeine presionando apenas en círculos del mismo modo en que los demás dedos se ocupaban de la base de sus tersos pies masajeando en los exactos puntos que le brindarían relajación y bienestar, solo deseaba que mi frialdad no la molestara, porque yo no podría dejar de tocarla, ya no, ya no tendría la fuerza, si ella despertara en este momento, sería un desastre, el temor a que eso pasara me animó a continuar hacia arriba, hacia sus finos tobillos, recorrí incansable su circunferencia, sin dejar de friccionar el tejido hasta dejarlo laxo, su respiración incrementó su frecuencia al mismo tiempo que sus latidos de dispararon, revisé su expresión temiendo que despertara, pero sólo encontré serenidad en su rostro de ángel, su boca se abrió dejando escapar un suspiro de placer, sonreí complacido, mi toque no la espantó, le gustaba, y a mi me gustaba darle placer, quería darle más, sabía lo que quería hacer pero me atrevería?
Miré sus piernas, largas, perfectas,mi respiración seaceleró, el olor de su piel en combinación con el de su sangre llenaron mis sentidos, me acerqué centímetro a centímetro a su rodilla, estaba tan cerca que podía ver cada unos de los poros de su piel , el fluir presuroso de su sangre a través de sus venas sonaba como música a mis oídos, una mucho más conmovedora que Claro de Luna que sonaba arrullando mi niña.
Tragué la ponzoña y acerque mi boca a la carne palpitante, deslicé mi lengua con muchísimo cuidado por el rastro de sangre dibujado en esa pierna perfecta, su dulce sabor , sumado al calor que ella despedía y al inconfundible olor de su excitación, me llevaron al borde del éxtasis mismo, y es que ella se estremecía y gemía incitándome a continuar, y lo hice, me enterré en sus piernas, lamiendo cada una de sus heridas,era dulce,exquisita, la saboreé como se merecía, cerrando los ojos para rendirme al placer, escuchar sus suspiros de goce era el paraíso Ya no pude pensar, los sentidos decidieron por mí a partir de ese momento, la suavidad de su piel no tenía paralelo, así como su aroma, su gusto, mi cuerpo me urgía por más, mi dureza arremetía con fuerza contra mi pantalón, mis manos ansiaban continuar su ascenso hasta cubrir sus firmes pechos, mi lengua quería rendir tributo a la calidez de su cuello, recorriéndolo hasta llegar a su mandíbula, regodearse en ella para luego tomar posesión de sus labios llenos, rosados, inocentes, portales de su boca prometedora de placeres. Aspiré profundamente para calmarme, curar sus heridas con mi ponzoña era una cosa, pero detenerme siquiera a pensar en aprovecharme de su inconsciente excitación era otra muy distinta, a pesar del sabor de su sangre quemando en mi boca mi preciado autocontrol puso fin a mi debilidad.
Ya había amanecido, me iría de inmediato, pero no la dejaría a merced de otras pesadillas, la despertaría, eso sería lo mejor, a lo lejos pude oír el bote de regreso, la miré una vez más, guardando en mi memoria cada detalle de su humanidad, no sabía que depararía el futuro, tal vez nunca la volvería a ver, el reconocimiento de ese hecho me provocó un dolor como no había sentido antes, pero así debía ser, eso era lo que merecía.
No quedaba rastro de sus heridas, eso era lo único bueno que yo había hecho por ella, antes de salir acerqué el control remoto del stéreo a su mano, al próximo movimiento que hiciera lo tiraría y se despertaría, me dirigí hacia la puerta con todo mi ser deseando quedarse, pero me contenté con saber que, al menos por el momento,ella estaba sana, a salvo, en mi dormitorio, en mi sofá, con mi camisa puesta, y eso me hacía felíz, era inaudito y fuera de toda lógica, pero así me sentía, podría velar su sueño por toda la eternidad, el ardor que su sangre provocaba en mi garganta era una nimiedad comparado con el júbilo que me acababa de regalar.







3 comentarios:

  1. mi adorado edward se esta enamorando,que ganas de leer el siguiente.
    te quedo fabuloso Gris,increible.

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  2. dios si que se a enamorado pero tardara creo en reconocerlo....Sigue asi linda,besitos,cuidate...

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  3. ¡Oh!! este cap ha sido el mas terrible dulce y placentero de todos!!! Te juro que me estremecí hasta el ultimo de mis músculos cada linea que leía.
    Maravilloso!! ansió el próximo con todas las fuerzas que habitan en mi ser!!

    cariños!! ♥♥♥

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