Fieles lectoras

sábado, 23 de julio de 2011

Naufragio hacia el amor


Misterio revelado
Así sin más, como si yo pudiera saber a ciencia cierta si su comentario era una broma de mal gusto, giró y se marchó sin despedirse, lo seguí sin pensarlo dos veces, el avanzaba veloz pero mi determinación era mi guía, vine a buscar una respuesta y no me iría sin ella, me mantuve lo más cerca que mi torpe andar permitió, no había avanzado mucho cuando apareció ante mí una casita de madera blanca rodeada de un jardín de fresias , eran mis preferidas, me acerqué para aspirar su fragancia, siempre había creído que tenían el olor mas bello del mundo…pero eso era antes de percibir el aroma de él , sacudí mi cabeza, soy un caso perdido si cualquier pensamiento que tengo termina indefectiblemente en una alusión a Edward Cullen
Miré durante un minuto la fachada recién pintada, casi parecía salida de un cuento, congeniaba con el entorno a la perfección… así que aquí se quedaba él, la verdad es que no me parecía que lo representara, él era demasiado intenso para una casita tan sencilla, sonreí ante ese pensamiento, era gracioso y hasta ridículo que yo tuviera el atrevimiento de asegurar cómo era el carácter y la personalidad de Edward como si lo conociera profundamente cuando a duras penas pude entablar con él una conversación no del todo coherente
-vas a pasar o esperaras que comience la lluvia?- su ironía interrumpió el hilo de mis cavilaciones, obligando a concentrarme avancé hacia la toalla que sostenía en su mano envolviéndome en ella, recién entonces miré hacia el cielo encapotado, no me había dado cuenta del cambio del clima mejor dicho, no me daba cuenta de nada en su presencia, y quien podría culparme pensé al mirar su trasero cuando se dirigió hacia la puerta , al fin de cuentas sólo soy humana.
Hizo un ademán para que entrara pero me quede paralizada al ser conciente que nunca antes me trató con esta amabilidad, mi instinto de supervivencia me gritó que desconfiara, que diera media vuelta y huyera…por supuesto que no lo hice.
Apenas había puesto un pie sobre el pulido piso de madera cuando el cielo se abrió y la lluvia se derramó furiosa resonando sobre el techo, me estremecí cuando se escuchó el primer trueno
-No te preocupes, estás a salvo aquí, al menos de la tormenta-dijo en voz bajísima, se veía nervioso cuando la que debería estarlo era yo.
-por que haces ese tipo de comentarios? Lo mismo sucedió cuando te pregunté acerca de lo de anoche, es que pretendes asustarme? Es eso? O es que encuentras divertido molestarme?-terminé un tanto irritada
-si quisiera asustarte definitivamente no lo logré, debo estar perdiendo mi toque, y para divertirme busco otro tipo de actividades dulce Bella, en realidad creo que sólo trato de ser amable contigo, pero debes disculpar mis fallas, es que no tengo mucha práctica-agregó con la sonrisita de lado, maldición , ganaría millones si la patentara como arma letal, sólo deberían fijarse en mí, hace un momento estaba furiosa y ahora las mariposas en mi estómago amenazaban con hacer levitar mi cuerpo.
No le contesté, ni siquiera sabía que decir así que me dispuse a secarme por encima de las ropas mientras miraba la diminuta sala, contaba con un sofá doble de lona blanca ubicado frente a un ventanal de suelo a techo con vista al jardín, más allá solo la espesa y verde vegetación selvática, los pisos y vigas del techo eran de madera clara, otorgando calidez al ambiente junto a la gruesa alfombra blanca bajo mis pies, se veía tan suave que no me pude contener y me acerqué a tocarla, parecía seda en mis dedos,
-Alice la eligió-comentó haciéndome salir del trance
-lo siento-dije mirando avergonzada las gotas que caían por mis piernas directo a la alfombra- la estoy empapando-
-no te preocupes, se secará, al contrario que tú, no te puedes quedar con esas ropas empapadas, será mejor que te consiga algo-
-no es necesario que te molestes, estoy bien así-contesté incómoda con la idea de tener que cambiarme en un lugar tan pequeño y que el parecía llenar con su presencia aún cuando lo hiciera en el baño o en su dormitorio, la sola idea de ver el lugar donde el dormía me hizo sonrojar, y además que ropa usaría, algo de él? Solo pensar en eso hizo que mis hormonas exacerbadas se aceleren con emoción.
Me acercó un par de prendas que miré desconfiada -cambia esa cara de pánico Bella, solo son una camiseta y unos boxers míos, lo siento pero no tengo nada apropiado para una niña-no sabía si utilizó esa palabra en forma deliberada para molestarme o si de verdad el me consideraba así, pero me enfureció que lo dijese.
A punto de abrir la boca para retrucar recordé mi firme intención de descubrir como me había curado, así que mordí mi lengua y tome las prendas de sus manos de manera nada cortés y caminado veloz hacia la puerta más cercana la abrí con violencia sabiendo que el se divertía a mi costa aunque no sabía la razón, apenas dí un paso entendí el por qué.. estaba frente a la pequeña cocina, giré tan bruscamente que casi me caigo al hacerlo, el escuchar su sonrisita no es que ayudara mucho a una salida digna, sin otra opción lo miré interrogante
-por allí-indicó señalando la puerta más alejada, casi podía jurar que contenía una carcajada.
Lo primero que llamó mi atención fue la enorme cama con dosel, parecía fuera de contexto en una cabaña tan sencilla, era de hierro forjado, pintada con un acabado que le daba un aspecto antiguo, pero lo que la hacía mas imponente aun era el cubrecama de seda dorada con inmensas almohadas a juego, no resistí el impulso de acercarme y pasar mis dedos sobre la suavidad invitante, se me erizo la piel al hacerlo, ya que me hizo evocar la suavidad de la piel de su rostro que apenas minutos antes había tenido el atrevimiento de tocar, me costó un enorme esfuerzo retirar mi mano,casi tanto como dejar de tocarlo a él, no, corrijo, dejar de tocar a Edward me costó muchísimo más, definitivamente era un hecho que cada pensamiento que tuve desde que llegué a la isla estaba plagado de Edward Cullen, quien a duras penas me soportaba, felicitaciones Bella, no podías haberlo hecho peor, me dije mientras me dirigí a lo que supuse era el baño, ya que era la única puerta disponible.
Me planté frente al enorme espejo, mi aspecto era lamentable, de haberme dado cuenta jamás le hubiera hecho frente, de seguro a pesar de su sobresaliente ironía apenas habrá contenido la risa al verme así, mi cabello era una desordenada maraña pegada a mi cabeza, mi piel era demasiado blanca, casi transparente, nunca antes me había molestado pero desearía haber tomado un poco de sol, parecía muerta, sin gracia, a pesar de ello mis ojos brillaban con emoción, eran unos traidores claro que sí, y mis mejillas… antes dije que parecía muerta? Habrá sido antes de mirarme con detenimiento porque allí estaban las malditas, arreboladas como si me hubiera pellizcado por cinco minutos seguidos, sería mejor que deje de evaluarme porque todos esos signos tenían una razón y esa razón tenía nombre y apellido.
Me deshice de la ropa mojada en unos segundos, y aunque no quise hacerlo me enfrenté nuevamente al espejo, desnuda esta vez, traté de verme en forma objetiva, mis pechos eran pequeños, eso era malo, bueno medianos tal vez, pero eran plenos y turgentes y eso era bueno, mi cintura era diminuta lo que destacaba la curva de mis caderas , me miré de lado, mmm mi trasero era pequeño pero redondeado y firme, supongo que estaba bien para alguien delgada como yo, en cuanto a mis piernas, René opinaba que son mi punto fuerte, largas y bien torneadas, ideales para usar minifaldas decía, incluso me regaló un par, pero nunca las usé, jamás tuve la autoestima necesaria para hacerlo sin morir de vergüenza.
Me pregunto como me vería él, me consideraría bonita? Sólo dejó en claro que era una molestia aquí, pero tengo lo necesario para llegar a gustarle? Claro que no, solo había que observarlo para darse cuenta que alguien tan perfecto estaba absolutamente fuera del alcance de alguien como yo, el debía tener estándares elevados en cuanto a una mujer, no solo por su aspecto físico, el era mucho más que eso, lo intuía, el tenía mucho para dar y mucho para ser descubierto, era todo un desafío, y tal vez nunca se acercaría a mí en situación normal… sonreí al darme cuenta que todo eso era cierto pero que en este preciso momento el y yo estábamos atrapados en una isla desierta, casi desierta corregí al pensar en Alice, y eso era definitivamente un punto a mi favor, a favor de la locura y de salir lastimada seguramente intervino mi conciencia, pero una vez más no la escuché.
Me resultaba extraño que esa Bella apocada y vergonzosa que jamás tuvo diferencias con nadie ahora me parecía lejana y desconocida, no me sentía así en este momento y me gustaba esta nueva sensación.
Me puse la camiseta gris aspirando el aroma delicioso que despedía, los boxers me calzaron bastante apretados, me pasé las manos por las caderas, era tan sexi la idea de usar una prenda íntima suya, pensar que el suave algodón que acariciaba mi intimidad seguramente apretaba delicadamente su potente masculinidad hizo que la temperatura de mi sangre alcanzara la ebullición y descompasase los latidos de mi corazón acelerado, mi mano se dirigió como con vida propia hacia mi centro palpitante como nunca antes lo había hecho, mirarme al espejo mientras lo hacía provocó que mi pesada respiración estalle en cortos jadeos, nunca me sentí más mujer, y era por ese hombre que esperaba a pocos pasos, pensar en ello hizo que tal vez el último rastro de cordura apareciese en mi recate, retiré mi mano bruscamente y me esforcé en respirar con normalidad, normalidad? Por Dios, si tuve que aferrarme al lavabo para no caerme.
No se cuanto tiempo pasó hasta que podría decirse que me tranquilicé, no sin mucho esfuerzo y de seguro más tarde tendría que analizar este desliz, ahora a ocuparme de mi cabello, miré y miré en las repisas de mármol y nada, ni un peine apareció, en fin, traté de desenredar mi pelo con los dedos, pero era tan doloroso que se me escapó un gemido.
-estas bien?-su voz aterciopelada se escuchó tan cerca que me paralizó, la Bella temerosa desplazó a la súper mujer de hace unos minutos dejándola muda colapsada en un rincón… vaya mujer.
Golpeó suavemente la puerta un par de veces haciéndome reaccionar de inmediato, tomé la ropa mojada del piso y la puse en una bolsa que saque de un armario, para mi cabello no había solución así que inhale profundamente y abrí la puerta para encontrarme con su expresión pasmada, duró sólo unos pocos segundos pero ya era tarde, el fuego en sus ojos era inequívoco aún para una inexperta como yo, luego se recompuso con su habitual máscara de frialdad, pero ahora ya no tenía dudas, esa expresión insufrible que solía usar conmigo era una fachada, sonreí internamente feliz por mi decisión de buscarlo.
-estoy lista, gracias, -murmuré temblorosa, nunca me sentí tan vulnerable ante él, su mirada ascendió desde los pies lentamente, como memorizando cada detalle centímetro a centímetro haciendo que la viviera como una caricia, mi cuerpo traidor se rindió ante su presencia y su esencia sin nada que yo pudiera hacer, se detuvo en mi pecho agitado…sólo un segundo bastó para que mis senos se erizaran buscando el tacto que los aliviara, su sonrisa de lado no colaboró en nada para serenarme.
Soporté el escrutinio sin pestañear, sintiéndome desnuda ,ruborizada y encendida, pero con la frente en alto, ese era el único atisbo de dignidad que pude encontrar en mi interior convulsionado, finalmente su mirada llegó a la mía, sus ojos estaban casi negros lo cual me sorprendió, aún así pude leer en ellos la confusión, luego la furia, no entendía la razón por la cual todo lo que yo le provocaba terminaba siempre en enojo.
Suspiró profundamente apretándose el puente de la nariz, aproveché ese momento para dirigirme a la sala, que debía decir o hacer ahora? Es decir, sabía lo que quería pero con el era todo tan frágil, esta aparente amabilidad me hacía desconfiar, -debo andarme con cuidado-murmuré para mí.
-dijiste algo?-su interrupción me sorprendió haciéndome saltar.
-nada…ehh mas bien sí, que tipo de música escuchas? –señalé con la cabeza al espectacular equipo de sonido flanqueado por cientos de cds.
Se ubicó en el sofá enfrente de mí, mirando mi cabello enredado antes de contestar –todo tipo de música podríamos decir, especialmente aprecio la de la década del cincuenta es ideal para escuchar y bailar, un día de éstos te la enseñaré-concentró todo el poder de su oscura mirada en mí, dejándome sin habla.
-pero eso no es lo que quieres en realidad preguntar, o si?- el terciopelo de su voz se contradecía con el acero de su mirada, pero esta era la oportunidad de saber, este era el momento que busqué desde que decidí encontrarlo en la cascada.
-quiero que me digas exactamente cómo hiciste para cicatrizar mis heridas, quiero que me lo digas ahora, y quiero la verdad- sorprendentemente mi voz no vaciló.
-ya dejó de llover , quiero que te vayas-dijo fríamente mientras se dirigía hacia la puerta abriéndola para mí, es que no comprendía mi necesidad de entender? Acaso no se daba cuenta de lo imposible de la situación? Simplemente lo que el hizo era inverosímil y aun así no quería hablar de ello?
-no me iré sin la verdad-ahora mi voz temblaba, pero mi determinación estaba intacta
-es que no puedes simplemente dar las gracias y dejarlo así?-gritó y de un par de zancadas me encaró, ahora se mostraba muy alterado pero tal vez así soltara la verdad
-no, y no lo haré- mis jadeos ya eran incontrolables por los nervios
-pues entonces, espero que disfrutes de la decepción-rugió antes de desaparecer en la cocina, a lo lejos sentí un portazo, segundos después lo vi desaparecer entre el espeso verde de la selva circundante.
Era el hombre más enervante y mas esquivo que la imaginación mas hiperactiva del mundo podría conjurar, pensé mientras recogía la bolsa con las prendas húmedas y salía tan rápido como podía, estaba temblando ya no sabía si de rabia o de miedo, no obtendría nada de él, eso seguro…tal vez Alice me diera la verdad si jugaba bien mis cartas ya que ella es muy reacia a tocar el tema, no necesité analizarlo mucho, ahora conocer la verdad paso de ser una necesidad a una obsesión.
Ella estaba parada en la puerta con mi bikini en la mano, pero cómo era posible? Miré la bolsa que traía en la mano confusa
-Edward lo trajo, mencionó que se te olvidó, no dijo más, es un caballero-su sonrisa que habitualmente amaba en esta ocasión me enfadó, sumado al hecho de que como diablos hizo el para llegar antes que yo?
-dámela Alice-siseé mientras se la arrancaba de las manos entrando a la casa
-no te hagas la ofendida Bella, no pega cuando llegas vistiendo sólo su ropa interior-su sonrisa se convirtió en carcajada mientras bailaba a mi alrededor.
Frené en seco al oír su comentario-estás pensando lo que pienso que estás pensando?-balbuceé incoherente y totalmente avergonzada-porque no es así en absoluto-la atajé
-relájate, la única mal pensada aquí eres tú-dijo rodeándome con su brazo glacial, su ternura me desarmó una vez más
–oh Alice, sólo quiero saber la verdad, por qué para ustedes es tan difícil revelarla?-
-Bella, no podemos decir nada, pero no dejaré que nada malo te suceda y a pesar de sí mismo Edward tampoco, tú eres muy importante, es lo único que puedo decirte, ahora cambiemos de tema, vé a ducharte, yo calentaré tu cena-sugirió palmeándome la espalda.
-así como así pretendes que me olvide de todo y cambie de tema?-le cuestioné incrédula
Su expresión se volvió suplicante y no pude resistirme… por el momento le seguiría el juego, más tarde seguiría con lo mío.
-Alice, te das cuenta que nunca hemos comido juntas? siempre como yo y tu miras-
-mañana lo haremos, prometido, ya ve a ducharte y deja de jugar a la investigadora-
Luego del baño cené en su compañía, no recuerdo como fue que pasó pero terminé contando a Alice todo lo sucedido salvo los detalles embarazosos, no era que yo debía sacarle información a ella? Me contenté igual…así era con ese duende, de alguna u otra manera, terminabas haciendo lo que ella quería.
Después de escuchar su crítica a diseñadores desconocidos para mí por lo que pareció horas y después de incontables bostezos, me permitió retirarme, no sin antes poner carita de decepción- seguiremos mañana Alice, te escucharé atenta- prometí no muy convencida, casi corriendo a la habitación de la que me había hecho adicta, ya en ella me dispuse a observar detalladamente, estaba convencida de hallar algo que me ayude a descifrar el enigma llamado Edward Cullen.
Observe atentamente los estantes repletos de discos compactos, en ellos se hallaba una recopilación de todos los estilos y todas las décadas, predominaba la música clásica , seguramente eran los que estaban en la cabaña fueron sacados de aquí, a juzgar por el espacio vacío en uno de los anaqueles , sabía que revisar su cuarto estaba mal, pero estaba desesperada, mas tarde me arrepentiría pero este no era el momento de dudar, estaba a punto de abrir el cajón del escritorio cuando escuché unos violentos susurros que venían de la sala, tal vez de la cocina, no distinguía de que hablaban pero la voz de Edward era inconfundible, muy cuidadosamente abrí la puerta- no vale la pena el esfuerzo!-siseó
-eso ni tu te lo crees- le retrucó Alice
No pude contenerme, las ganas de verlo nuevamente ganaron sobre la cordura, así fue que me encontré caminando hacia las voces, se produjo un silencio, señal que me escucharon
-ho…hola Bella -comenzó una nerviosa Alice, el ni siquiera me miró, parecía muy tenso.
-disculpen la interrupción, sólo voy por un poco de limonada a la cocina-no me molesté en saludarlo, era lo menos que se merecía, caminé hacia la cocina lo más rápido que pude, tomé un vaso de agua y un limón de la mesada y con el primer cuchillo que vi lo partí al medio sobre mi mano sin mucho cuidado-demonios!, ayyy-chillé cuando sentí el dolor en la palma, al mismo tiempo sentí el ruido de un vidrio al romperse en la sala.
-Bella, que pasa?-preguntó ella con la voz cortada
-estoy bien Alice, solo fue una pequeña cortada en la mano, nada para preocuparse, me pasa todo el tiempo sigue con lo tuyo, es que soy muy torpe-exclamé mientras dejé correr el agua por mi mano se escuchaban los susurros mas alterados esta vez, al parecer Alice le suplicaba algo, pero no pude oír más.
Me envolví la mano con un trapo limpio y avancé por la sala hacia el cuarto, Alice tenía la mirada perdida, sólo asintió cuando la salude con la mano envuelta, Edward miraba hacia abajo, con ambas manos sobre la cabeza, la tensión curvaba sus dedos como si fueran garras, no entendía lo que pasaba pero parecía enfermo.
Antes que pueda decir algo más Alice intervino –que descanses Bella- con sutileza eso significaba que los dejara continuar.
No podría dormir sabiendo que algo estaba sucediendo en la sala, así que decidí continuar con mi investigación como la había llamado Alice, me dirigí hacia la pila de partituras del rincón y tomé algunas de las que parecían mas antiguas para verlas con detenimiento me sorprendí muchísimo al notar que eran originales, hasta las líneas del pentagrama se adivinaba hecho a mano y aunque mi conocimiento se limitaba a unos pocos meses cuando Renée se había empeñado a que aprendiera piano, pude reconocer tres piezas, eran adagios muy famosos y exquisitos, como era que estos manuscritos estaban en la habitación de él? Pasé las hojas cuidadosamente hasta encontrar la firma, quedé estupefacta al leer las iniciales E.C., mi imaginación se desbordó… por favor! En que estoy pensando? Por supuesto que no se trata de Edward , tal vez de un pariente o tal vez eran de otro nombre, seguí buscando en las demás partituras, en todas las mismas iniciales salvo una fecha en la última que revisé, julio de 1920.
Aunque me sentí culpable abrí el cajón del escritorio, había varios fajos de dinero, bajo ellos unos papeles, casi los paso por alto cuando vi algo que hizo que mi corazón diera un salto, una firma y una fecha en algún tipo de recibo o algo así, lo tomé, mis manos temblaban en el ángulo inferior derecho con una perfecta caligrafía se leía EC. Edward Cullen, diciembre de 2002. corrí por la partitura para comparar las letras pero internamente ya estaba segura que eran idénticas, completamente abrumada me di cuenta que nada aportaba este descubrimiento sino sólo una incógnita más al gran misterio que tenía ante mí.
Sin darme cuenta cerré bruscamente el cajón lastimando mi mano que comenzó a sangrar, me ajusté apenas la venda eso era lo último que ocupaba mi mente ahora, tenía la sensación que estaba cerca de algo, de algo grande, sólo que no sabía de qué, pensé en escuchar la discusión entre los hermanos, pero al parecer había terminado, el silencio dominaba la casa.
Me acomodé para dormir sabiendo que sería casi imposible, la luz de la luna iluminaba tenuemente el ambiente, cerré los ojos tratando de no pensar en el ardor que sentía en la mano, mi respiración se hizo más profunda al percibir la esencia exquisita de este lugar, era como mágico, concentrado, me relajé aún más al sentir el alivio del frío sobre la herida una y otra vez , por un momento creí estar soñando, abrí los ojos abruptamente para encontrarme con un espectáculo que me dejó en shock.
Edward estaba arrodillado delante del sofá, con mi mano entre las suyas, pasando su fría lengua por mi palma, parecía completamente enajenado lamiendo la sangre con avidez, yo ni siquiera atiné a decir algo o simplemente retirarme, me quedé viéndolo espantada intentando comprender, un sollozo escapó de mi garganta, quedó inmóvil al escucharme, el temblor de sus manos agitaba la mía, separó lentamente su boca y dirigió su mirada hacia mi rostro, a la luz de la luna pude apreciar su expresión de sorpresa, vergüenza y por supuesto finalmente la furia, el temblor de sus manos cesó de repente liberando la mía,se irguió ante mí en toda su altura, su respiración aumento en ritmo y profundidad calándome hasta los huesos, mi mente y mi cuerpo parecían vacíos de toda reacción, simplemente me quede allí a su merced sin posibilidad alguna de moverme, extendió un brazo hacia mi cuello, cerré los ojos esperando el desenlace…
El siseo del viento me hizo abrirlos, Edward ya no estaba, había desaparecido dejando como único rastro de lo sucedido la puerta abierta y mi mano totalmente cicatrizada.
Sin dudarlo fui tras él, en vano mi cerebro se esforzaba en procesar los hechos recientes porque esa tarea era irrealizable, lo que acababa de ver, sentir, y vivir hace un momento no tenía parámetro posible en el mundo racional, seguí por el sendero hasta la cabaña pero el no se encontraba allí, la confusión me abrumaba, miré nuevamente mi mano…apenas una línea blanca se veía, al igual que en mis piernas, cerré los ojos y visualicé una y otra vez la forma en que miraba y se ocupaba de la herida, era como si la…saboreara, si, esa era la palabra, su expresión era de absoluto goce al hacerlo, el disfrutaba de la sangre, una idea absurda tan como posible cobró vida en mi mente maltrecha, pero esa contradicción era absolutamente posible en el estado real de la situación, la única forma de saberlo era confrontarlo con esa realidad pero me atrevería a hacerlo? Ahora mismo no me sentía muy valiente ni segura de nada, pero no había marcha atrás, respiré hondo y me dirigí hacia el único lugar donde podría estar, la cascada.
Llegué agitada, vacilante, atemorizada, pero también segura que no quería estar en otro lugar que no fuera aquí, el agua iluminada por la luna llena brindaba un espectáculo sobrecogedor a la noche, pero no me preparó para evitar el impacto de ver su silueta recortada sobre las piedras brillantes que circundaban el estanque, estaba cerca pero aún así siguió avanzando hacia mí hasta quedar a unos escasos centímetros de mi cuerpo, la tensión emanaba de él en olas dejándome aturdida, las ideas no acudieron en mi ayuda, no sabía que hacer ni que decir, sólo pude contemplarlo extasiada y aterrorizada, por primera vez desde que lo conocí le tuve miedo, simple y devastador miedo.
-no puedo leer tu mente Bella, deberás decirme lo que piensas-la dulzura de voz se contraponía totalmente con la tensión de su cuerpo.
-tú no eres…tú eres-balbuceé en voz bajísima, las palabras no acudieron a mí, dejándome sola y vulnerable.
-no soy qué dulce Bella, o soy que, dílo, en voz alta- mi sangre corría furiosa haciendo palpitar mis sienes, el posó su mano en mi cuello presionando apenas sin lastimarme pero haciéndome estremecer.
-eres un…-no pude continuar, los sollozos irrumpieron acompañando las lágrimas que fluían sin cesar, la angustia apretó mi garganta al mismo tiempo que el liberó mi cuello.
Tomando mi rostro lloroso entre sus manos inmensas acercó la belleza del suyo hasta casi rozar el mío, su esencia me intoxico dejándome mareada, no pude despegar mi mirada de sus maravillosos ojos, otra vez estaba a su merced, y no lo lamentaba en absoluto.
-soy un vampiro, dulce Bella, y desgraciadamente para los dos, voy a matarte-

3 comentarios:

  1. No puede matarla..........
    ojala y le de una oportunidad a su corazon

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  2. dios pero como va a hacer eso el no puede....

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  3. hayyyyyy nonononononononono ahora si me morí!!! subo el que sigue please estoy con el corazón a diez mil por horas quiero saber que pasó!!!!

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