Fieles lectoras

miércoles, 3 de agosto de 2011

Naufragio hacia el amor

Capitulo 9. Mi tormento
Segunda parte
Ed pov
El peso de mis palabras fue devastador para mí, decirle la verdad era infame, por ningún motivo quería que ella supiera que había estado a merced de un animal ponzoñoso como yo, porque eso era en el mejor de los casos, y el tener que matarla por saberlo sería insoportable…aunque necesario, ya estaba harto de la frustración que Bella despertaba en mi.
Ya fastidiado de reflexionar la ignoré y me dirigí a la casita de pesca, nuevamente necesitaba un poco de espacio y tiempo, aunque fueran unos pocos minutos ya que la sentí seguirme tan rápido como le permitía su torpeza , serían todos los humanos asi? Jamás me detuve a observarlos detenidamente antes de Bella, y después de conocerla …ya no deseaba mirar a ninguno más.
Entré por una toalla, estaba empapada después de haberse zambullido en el estanque; llegó agitada , nerviosa…y preciosa…maldición que es lo que me sucede?
-vas a pasar o esperaras a que comience la lluvia?-pregunté tendiéndole la toalla enfadado por mi reacción al verla, cuanto antes se tapara las curvas imposibles de ocultar bajo la ropa húmeda mejor, desgraciadamente no había forma de esconder su apetitosa esencia realzada por el agua, tragué la ponzoña acumulada en mi boca, aún no era el momento.
Permitiría a Bella traspasar todas las barreras físicas y virtuales que la cabaña significaba? Saldría viva de allí? Quería yo que ella entrara realmente? No me extrañó nada que al momento de formularme la última pregunta ya le estuviera haciendo un ademán para que pase, tratándose de ella, siempre venían a mí las contradicciones.
Tal vez sería mejor que la llevara con Alice, de repente me sentí inseguro de mi supuesto control de hierro, pero la lluvia escogió ese momento para descargar su furia contra el techo del edificio, el sonido de un trueno llenó la estancia causando que Bella se estremezca, pude ver el miedo en sus ojos pero no se podía comparar con el pavor que sentí yo al reconocer en mi interior las ganas de abrazarla y confortarla, el anhelo de besar su sien y susurrarle al oído palabras de consuelo, el afán de ser su puerto seguro ante cualquier tormenta., de velar su noche y su día por siempre.
-no te preocupes, estás a salvo aquí, al menos de la tormenta- murmuré bajito intentando sosegarme.
Ese comentario la irritó, lo cual definitivamente mejoró mi humor, era hermosa cuando se enojaba-es que pretendes asustarme?-me preguntó enfurruñada
-si quisiera asustarte no lo logré, debo estar perdiendo mi toque-le contesté con una sonrisa pero era absolutamente cierto, ella no reaccionaba jamás como lo esperaba o como lo haría cualquier humano corriente, la miré registrando la forma en que la ropa se ceñía a su figura…definitivamente ella no era un humano corriente
Mientras ella observaba cada detalle de la sala yo no podía apartar mi mirada de sus curvas, mi cuerpo se aprestaba a dominar la situación por lo que me obligué a hacer algo para no hacer el ridículo, buscarle ropa seca fue una buena excusa para salir de allí y que se cubriera.
Mis manos vacilaron al tomar unas prendas del cajón, es que sólo imaginar que ella las usara era una sensación sumamente erótica para mí, no era que mi intención era taparla para dejar de desear lanzarme sobre ella? Suspiré resignado, una vez más la dualidad de situaciones y emociones con respecto a ella-perfecto Edward, si hubieras querido buscar el desastre no te habría salido tan bien-me recriminé…una vez más.
Parecía un gatito mojado en medio de la salita, miró desconfiada las prendas que le tendí como si fueran a morderla mmm…morderla, fascinante idea.
-cambia esa cara de pánico Bella, solo son una camiseta y boxers míos, lo siento pero no tengo nada apropiado para una niña-usé deliberadamente esa palabra para recordarme una vez más que no era posible tirarme encima de ella para reclamarla como mía, contrólate.
No podía leer su mente pero sus maravillosos ojos revelaron su furia, tomó bruscamente las prendas y se dirigió a …la cocina? Me esforcé en controlar la risa, por la expresión de su cara supuse que no lo logré.
-por allí-le indique la puerta correcta conteniendo apenas la carcajada que burbujeaba en mi garganta, nunca me cansaría de observarla ella era fascinante, fascinante y peligrosa debía decir.
Podía escuchar claramente el fru fru de la ropa, me encantaría saber que pensaba en ese momento, que le provocaba yo? Miedo? No lo creo, ella me enfrentaba como si fuera mi igual, era asombrosamente atrevida… repulsión? Absoluta e increíblemente no, jamás espere que reaccionara con tanta naturalidad al ver mis ojos, como hacía para tomarlo asi? …atracción? La sola idea que Bella me encontrara atractivo hacía que mi cuerpo reaccione y mi pecho se comprima, sería posible? claro que no! me reprendí, las ovejas no se sienten atraídas por los leones, el reconocimiento de ese hecho no debería causar la tristeza que sentí en ese momento, seguro se debía al olor exquisito de su sangre que provocaba eso en mí, de ninguna manera sería por otra cosa.
Ella se tardaba mucho, entre a la habitación sabiendo que estaba en el baño, escuché perfectamente el latir apresurado de sus latidos y la fluidez de su sangre a velocidad endemoniada, que rayos estaba pasando allí? Me agité peligrosamente, lo que sea que estuviera haciendo Bella debía dejarlo ya! Respiré profundamente para intentar calmar la sed y el deseo pero fue un error, su aroma siempre exquisito se fundió con el embriagante elixir de su excitación, cerré mis puños y apreté mis dientes con fuerza en el mismo instante que escuché la música de sus jadeos, tuve que recurrir a un recurso que nunca antes tuve necesidad de usar y que me parecía denigrante, pero lo hice sin dudarlo, dejé de respirar…aún así tuve que concentrarme al máximo para no derribar la puerta y hacerme del botín, mi mano se dirigió al picaporte pero una vez más logré sobrellevar la situación y lograr hablar
-estas bien?-dije golpeando un par de veces la puerta que estuve a punto de derribar segundos antes, mi voz sonaba casi normal
La sentí inhalar profundamente antes de abrir la puerta, su aspecto y su aroma me pegaron como una bola de demolición, se veía fabulosa, olía fabulosa, ella era fabulosa.
Mi larga existencia no me preparó para el ansia que sentí en ese momento, mi única defensa ante ello era la habitual máscara de frialdad, ya que mi interior estaba en ebullición, no pude ni quise detener mi apreciación , tal vez jamás la volviera a ver así, deslicé mi mirada lentamente grabando en mi memoria inmortal cada milímetro de su hermosura, sus pequeños pies, sus esculpidas piernas, casi sucumbo al ver las casi invisibles cicatrices que le había hecho al curar sus heridas, mi lengua se inflamó al recordar el sabor de su sangre y de su piel, subí hacia la seda de sus muslos pero verla usar una prenda mía disparando mi libido aún más lejos, bendito autocontrol que me permitió seguir mi viaje a su cintura estrecha, la imaginé montada sobre mí, no podría soportar mucho más tiempo pero cómo dejar de verla? Su pecho agitado clamaba por ser adorado por mi contemplación, y así lo hice, sólo un segundo bastó para que sus pezones se erizaran para mí.
Contemplar los frescos de la Capilla Sixtina y la Piedad de Miguel Angel era supremo pero nada conmovió mi interior como apreciar la obra maestra que tenía enfrente y me miraba ruborizada y vulnerable, mas apetecible que nunca, que haría con ella? No lo sabia, desde luego no lo que pedían los demonios de mi interior.
Afortunadamente ella me despertó de mi lapsus de cursilería romántica preguntando acerca de la música que escuchaba y aunque mi contestación fue banal, prometí enseñarle mis preferidos…definitivamente Bella disparó la locura en mi, estoy aquí imposibilitado de retirar mi mirada de ella como si fuera un idiota y predecible humano.
Que frustración más grande era no poder leer su mente, se veía algo incómoda y cuando sus mejillas se tornaron rosadas reparé en que la curiosidad era lo que la impulsaba, ella se traía algo entre manos, me puse en guardia automáticamente y ella no defraudó mi presunción.
-quiero que me digas exactamente como hiciste para cicatrizar mis heridas, quiero que me lo digas ahora, y quiero la verdad-exigió sin vacilar, es que no entendía que no debía ir por ese camino? Su vida corría peligro maldita sea! No me sentí capaz de dominar mi genio mucho más
-ya dejó de llover, quiero que te vayas-le abrí la puerta pero ella no se movió
-no me iré sin la verdad-respondió con voz temblorosa, la ponzoña inundó mi boca sintiendo el miedo de la presa, mis músculos se tensaron listos para la caza,
En un par de zancadas me planté frente a ella-es que no puedes simplemente dar las gracias y dejarlo así?-le grité, estaba frenético tratando de controlarme ….dejé de respirar cuando sus jadeos eran escandalosos, bien…tal vez el miedo le hiciera cerrar la boca.
-no, y no lo haré-siguió provocando, pero ya no lo toleré más, si ella no valoraba su vida tendría que hacerlo yo
- entonces, espero que disfrutes de la decepción-le gruñí antes de desaparecer de la casa y dirigirme hacia la vegetación cercana, era la primera vez en mi existencia que habiendo estado tan cerca de matar no lo hice…no quise hacerlo.
En cuanto ella se fué regresé para reflexionar pero su aroma me atrajo como un imán al pequeño baño, tomé la toalla con la que ella secó su cuerpo y no pude evitarlo, cerré los ojos y hundí el rostro en la tela impregnada de la fragancia de su cuerpo una y otra vez, plenamente arrobado por su esencia, poco me importó comportarme como un psicópata depravado, muy poco, pero aún así debo reconocer que ella corre demasiado peligro estando en la isla, yo ya no soy el mismo que fui, desconozco los motivos que me llevan a comportarme de esta manera tan inestable…, hablaría con Alice, ella debía ayudar, abrí los ojos para toparme con un trozo de tela en el piso, me acerqué a recogerla, parecía ser …oh no, un mínimo triángulo de seda azul, tragué saliva al tiempo que hacía acopio de mi exhausto autocontrol para no imaginarla luciendo ese bikini, y yo le dije niña?.
Alice me esperaba en la puerta limándose las uñas- hola guapo, tanto tiempo-
Le entregué la prenda cuando moría por quedármela
-hola , ni se te ocurra preguntarlo-me adelanté a las cientos de preguntas que se agolpaban en su mente
-sin comentarios, no estoy de humor-le gruñí ignorando la cara de payaso triste que se la conocía tan bien- escucho a Bella que se acerca-desaparecí hacia la copa de un árbol cercano para observar, perfecto, además de psicópata depravado ahora también obsesionado.
Ellas interactuaban de una forma tan sencilla y fluida estando juntas, era asombroso verlo , como hacía Alice para contenerse? En su mente no existía ninguna posibilidad de atacarla, ella la veía como una amiga, increíble.
Por supuesto que Bella siguió con su curiosidad pero si pensaba sacarle algo al duende estaba muy equivocada, sonreí al recordar los buenos momentos pasados junto a mi hermana, fue duro mantenerme lejos de ella., ahora la observé mientras calentaba la cena para Bella, nadie podría decir al verla que era una vampiresa..
Mientras ella cenaba Alice la torturó con una charla acerca de diseñadores, la pobre no paraba de bostezar hasta que el duende no tuvo más remedio que dejarla ir –estás orgulloso de mí? no me sacó nada de información-se jactó en su mente con una sonrisa, en un instante estuve frente a ella
-no encuentro nada gracioso en esta situación Alice!-le siseé furioso-sácala de la isla mañana mismo o no respondo de mí, de que se trata esa basura que inventaste para retenerla aquí? pensé que su vida tenía algún valor para tí -
-y la tiene, tanto como para usted señor-se atrevió a contestar, de que rayos hablaba?, pero antes de retrucarle continuó con sus idioteces – es más, me atrevería a decir que ya tienes una idea de ello, aunque te niegues a reconocerlo-
-lo único que reconozco es que su sangre es mi cantante Alice y mantenerla con vida es una idiotez de mi parte, no vale el esfuerzo! – sólo decirlo hizo que la ponzoña se acumule en mi boca.
-eso ni tú te lo crees-se atrevió a provocarme, estaba harto de esta situación, harto de mi hermana, harto de mi estúpida duda acerca de que hacer con esa niña, días atrás sólo percibir su aroma hubiera bastado para acabar con su vida sin dudarlo, pero ahora todo se complicó, ahora me convertí en un masoquista que no podía dejar de pensar en ella y tampoco era capaz de matarla… perfecto.
No reparé en que se acercaba hasta que su esencia me inundó, mis músculos se tensaron en anticipación con una fuerza descomunal, este era el momento decisivo, sólo unos pocos segundos y podría obtener dos cosas valiosas: su sangre y mi paz, miré a Alice, ella balbuceó un saludo para Bella, nerviosa por mi reacción, yo ni siquiera la miré aunque no era necesario, sus latidos erráticos retumbaban en mis oídos, lo siguiente fue demasiado para mi agotado control, su breve quejido, luego el olor delicioso de la sangre tibia al derramarse llenó mis sentidos y nubló mi razón completamente, nada podría detenerme ahora, me preparé para saltar sobre mi presa y lo hice…pero fui interceptado por la condenada Alice, forcejeamos un momento mientras ella se esforzaba en calmarme-tranquilo Edward, no respires, por favor-suplicaba
Cruzó unas palabras con Bella pero no me interesaron, la sed me gobernaba
-no lo hagas-usaba toda su fuerza pero estaba enloquecido por el aroma –la mataras, pero no ahora…lo he visto-frené haciendo trizas un jarrón en mi brusquedad, la declaración de Alice me sorprendió al punto que deje de cazar, me sentía realmente enfermo mientras contemplaba la visión que Alice me mostraba, Bella eligió ese momento para pasar, curvé mis dedos del esfuerzo para no saltarle encima, pero una vez más Alice la puso a resguardo despidiéndola.
Una vez solos me miró con infinita tristeza- casi destruyes nuestra felicidad Edward-la miré sin comprender, de que demonios estaba hablando?
-habla Alice! no tengo la paciencia para esto, que te traes, ya hemos visto que la mataré
así que…- al parecer las cosas caerían en el lugar correcto, yo el depredador, ella la presa, era irracional el dolor que me provocaba evocar la visión de Alice así que la descarté
-no te hagas el superado Edward, tu también acabaste mi paciencia, es imposible ser sutil contigo cuando eres tan cabezota!- susurró veloz mirándome con fiereza –no es la única visión que tuve, mira esto-
Pude ver a Bella en la playa… se veía feliz corriendo hasta lanzarse…a mis brazos, sus mejillas encendidas, sus ojos llenos de promesas, pero me impactó más verme así, tomándola suavemente del rostro y acercándola a mí
-No es posible Alice! es una completa locura! no te escucharé más-salí dando un portazo pero sólo llegué hasta un árbol frente a la ventana de mi habitación, no había forma en que la visión de Alice fuera cierta, claro que no.
Bella revisaba las partituras que estaban esparcidas por el cuarto pero no había peligro en ello, que posibilidad habría de que una niña de cuantos? 17, 18 años reconociera piezas de música clásica? prácticamente ninguna, así que no importaba que mis iniciales y las fechas estuvieran allí, ella siguió en su búsqueda, ahora en los cajones del escritorio, que esperaba encontrar? Sus manos temblaron al tomar un papel, sus latidos se dispararon, de que se trataba? desde aquí no podía verlo en detalle, cerró fuertemente el cajón provocando que volviera a sangrar, la ponzoña inundó mi boca, recordándome lo que soy, se ajustó el paño con el que se había envuelto la mano, se recostó en el sofá, cerró los ojos y ya no lo pude resistir.
La luz de la luna iluminaba tenuemente el ambiente, su respiración era profunda, su expresión era suave, era realmente dulce cuando dormía, arrodillado junto al sofá dirigí mi mirada hacia su palma herida…mis manos ya estaban allí retirando la improvisada venda, entendí perfectamente dos cosas, que lo me disponía a hacer nuevamente era una locura… y que era inevitable, una y otra vez deslicé mi lengua por la suave piel saboreando la piel y llenándome de su fragancia, cerré los ojos dejándome llevar por el placer y olvidando todo lo demás.
Un sollozo escapó de su garganta dejándome inmóvil, ella despertó, mis manos temblaron al retirar mi boca de la suya, ahora debía enfrentarla, estaba esperando sus gritos de terror pidiendo auxilio pero nada, sólo su errático ritmo cardíaco rompía el silencio, la observé sorprendido por su silencio, la magnitud de mis actos hicieron que la vergüenza asomara a mi mirada y por supuesto la furia también acudió, cómo era posible que fuera tan imbécil para tener vergüenza de lo que soy y lo que hago? y mucho menos ante una humana insignificante, tal vez este era el momento que Alice me había mostrado en su visión.
Ella no decía una sola palabra pero su mirada no me abandonaba, mi interior era pura convulsión, una lucha entre los demonios que me habitaban y se contradecían una y otra vez, extendí un brazo hasta tomar su delicado cuello en mi mano, la vida bullía en su interior y quemaba mi piel, ella se estremeció y supe que era el momento pero cerró los ojos privándome de su luz y no lo soporté…si debía matarla no sería hoy.
Huí hacia el único lugar donde encontraba algo de paz, la cascada, las visiones de Alice no abandonaban mi mente ni por un segundo, no entendía ni creía que Bella y yo …no era posible…pero el don del duende jamás fallaba…y aún en el caso que Bella y yo…nada de eso importaba si al final yo la terminaría matando…tristemente el don del duende jamás fallaba.
Bella llegó agitada, atemorizada, pero decidida…así era ella, deseé más que nunca que lo mostrado por Alice fuera real, quería que ella viniera corriendo por la playa hacia mí con la felicidad pintada en el rostro al verme, que egoísta e hipócrita sería… sabiendo que terminaría con su vida tarde o temprano!.
Me dirigí hacia ella aún sin decidir siquiera, el miedo en su expresión me caló profundo, una vez más lamenté no poder leer su mente
-tu no eres…tú eres-balbuceó apenas, creo que al fin ella tenía parte de la verdad entre dientes, ante eso los de mi especie sólo teníamos una opción-no soy que dulce Bella, o soy que, dilo en voz alta-le exigí notando a través de su piel traslucida el furioso correr de su sangre, sin poder evitarlo posé mi mano en su blanco cuello presionando apenas
-eres un…-no pudo continuar, los sollozos irrumpieron en su garganta al mismo tiempo que las lágrimas desbordaron sus ojos, yo probablemente me sentía igual aunque no podía expresarlo como ella, pero sí podía tomar decisiones…y lo hice…decidí que si estaba escrito en piedra que la mataría, también quería que la otra visión de Alice se cumpliera, al menos lo intentaría
Tomé su rostro lloroso entre mis manos y acerqué el mío hasta casi rozarla, era intoxicante y doloroso, pero ese sería mi tormento y lo aceptaría de buen grado si eso significaba que lograría que me mirara alguna vez como lo hizo en la visión, pero para ello la verdad lo era todo.
Sin dejar que el pánico que la incertidumbre provocaba en mi se trasmita en mi voz lo dije sin dudarlo-soy un vampiro, dulce Bella, y desgraciadamente para los dos, voy a matarte-

4 comentarios:

  1. no puede matarla,aunque aun lo no lo sabe el la ama.espero que se de cuenta a tiempo

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  2. ahhhaaa!!!!!! por dios estuvo espectacular me encanto!!!! NO LA MATARA de eso no hay duda pero... estoy muriendo por saber como continua!!!

    cariños♥♥♥

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  3. noooooooooooooo dios esto no puede acabar asi ....Me encanta..Besitos...

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  4. un beso enorme a las tres, gracias por leer mi fic.

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